miércoles, 24 de febrero de 2010

A LIBRE


En este camino del discernimiento también hay momentos para el dolor, para sentir la pena de cómo compañeros de pasos se van.

Aunque hayamos coincidido en un tramo corto de nuestras vidas, el reconocimiento en la sincronía de los que caminamos hacia lo mismo, hace que estas perdidas, aunque irremediables por una parte, por la otra además del sentimiento del pesar por la marcha del compañero, nos queda la satisfacción de ver como al menos se ha ido con el trabajo hecho, con su ciclo vital acabado, dejando y pasando a los que quedamos el testigo del relevo, su herencia en forma de palabras y sabiduría que supo recabar en su relevante existencia; para poder así sumar a su esfuerzo materializado los que seguimos trabajando en el camino que lleva hacia adentro, hacia la paz interior, la de cada uno, la de toda la humanidad.

Conocimos a José Luis aproximadamente un mes antes de su repentino fallecimiento. Por medio de personas afines a los dos, nos pusimos, nos pusieron en contacto y quedamos para comer juntos en un restaurante de una de las zonas universitarias de la ciudad en que se encontraba temporalmente dando talleres y promocionando su herramienta de sanación, la que con esfuerzo y esmero había desarrollado y plasmado en sus dos libros editados.

Libre, como se hacía llamar era una persona enferma crónica. Durante toda su vida estuvo luchando con una enfermedad degenerativa, agravada por una casi ceguera producida por unas persistentes cataratas; su estado físico lo tenia casi postrado en una silla de ruedas, dependiendo en buena manera de los demás para desarrollar una vida normal.

Aunque sus ojos delataban el peso de tanto sufrimiento y rezumaban cierta incomprensión y resignación por su estado físico, se le notaba que era un luchador nato, un superviviente de si mismo, un buscador incansable de su por qué, su verdad, del por qué su alma había elegido vivir en un cuerpo enfermo; como expuso él mismo en su web, su enfermedad le llevó a estar atado toda su vida a la impotencia...

Aún así, tras años de búsqueda, largas épocas intentando conseguir por todos los medios humanos que estuvieran a su alcance, encontrar la manera de aliviar tanto sus dolores provocados por su enfermedad, como el dolor del alma motivado por toda una vida de discapacidad, encontró su herramienta de sanación en lo que él llamaba “El olvidado arte de lavar los pies”; desarrollada en sus dos libros publicados “El libro de la vida” y “El olvidado arte de lavar los pies”.

Nos pidió si podíamos ayudarle a promocionar sus libros, aprovechando que había aceptado la invitación de un compañero y amigo sanador, con el que habían pactado un interesante intercambio. Fue encontrándonos en los preparativos de una charla/presentación de su herramienta en nuestra ciudad cuando nos llegó la noticia de su fallecimiento.

José Luís Libre se fue. Al final descansó de su cuerpo. Nos dejó su legado, su ejemplo de cómo se puede vivir una vida dedicada a la superación de las propias adversidades y a la vez profundizar dentro de sí mismo, dándose en todo lo que se puede llegar a dar en el servicio a los demás.

José Luís ya está libre de su cuerpo... ya descansa en paz.

Gracias por ser un ejemplo a seguir.